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El Gran Capitán

El Gran Capitán, cuyo nombre real era Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515), fue un destacado militar y estratega español al servicio de los Reyes Católicos. Es considerado el creador de los Tercios españoles, una de las unidades de infantería más temidas de la historia. Sus reformas militares modernizaron el arte de la guerra en Europa, combinando la movilidad de la caballería con la resistencia de la infantería y el uso eficaz de la artillería. Lideró las campañas en Italia contra Francia, logrando victorias clave en Ceriñola (1503) y Garellano (1503), que consolidaron el dominio español en Nápoles. Su genio táctico y su legado militar influyeron en la hegemonía de España en los siglos XVI y XVII.

En nuestro libro «Tercios. El frente hispánico» dedicamos un capítulo en exclusiva al Gran Capitán, escrito por don José María Blanco Núñez, Capitán de navío (R) de la Armada. Académico correspondiente de la RAH. Bajo estas líneas un extracto:

El 28 de abril de 1503, las tropas del duque de Nemours, se toparon con las españolas en Ceriñola. Al abrigo de los viñedos, los españoles desplegaron en batalla sobre una gran ladera; los lansquenetes bávaros y la infantería española en el centro; en sus flancos y algo más retrasados las coronelías de Próspero de Colonna y Diego Hurtado de Mendoza. Cubriéndolos, la artillería de Pedro Navarro. Y en un extremo, a retaguardia, las caballerías ligeras de Fabrizio Colonna y de Pedro de Pas. Él Gran Capitán se situó en el centro del dispositivo, sobre un pequeño promontorio, armado, pero a cara descubierta, lo que le reprocharon sus hombres. Para alcanzar, lo más rápidamente posible, la zona del despliegue, había ordenado a cada caballero que transportase en las grupas de su caballo a un infante, lo cual provocó protestas debido el sentido del honor de la época, las cuales acalló inmediatamente predicando con el ejemplo; a pesar de todo, tras agotadora marcha por las orillas del río Ofanto, ordenó cavar foso y levantar parapeto, sobre el que se afianzaron afiladas estacas y cuando, agotados, sus hombres se disponían a descansar, se vieron sorprendidos por el duque de Nemours, encabezando su formación de batalla al frente de la caballería pesada. Tras sus pasos, las infanterías suiza y gascona, al mando de Chandieu; en retaguardia, la caballería ligera comandada por Yves d’Allegre.

Las tropas españolas comenzaron una escaramuza, simulando enseguida su retirada, el bravo duque de Nemours cargó con la caballería pesada, pero, antes de llegar a foso y parapeto, se encontró inesperadamente con las trincheras repletas de arcabuceros, que abrieron fuego al mismo tiempo que la artillería. Volvieron grupas los franceses, corriendo paralelamente al parapeto y hacia la izquierda, tratando de buscar entrada por el flanco derecho español. Durante esa cabalgada, fue destrozada por el fuego de los arcabuceros y, alcanzado por tres disparos, cayó muerto el duque de Nemours.

La actitud del vencedor ante el ultrajado cadáver del vencido, arrojó más laureles de gloria sobre su legendaria fama y adornarán su fama de caballero y su moral de cristiano.

El Gran Capitán recorriendo el campo de la Batalla de Ceriñola.
Autor: Federico de Madrazo, año 1835, El Prado.

Si te gusta la historia y quieres conocer más acerca de los tercios y el Gran Capitán, puedes conseguir nuestra obra en el siguiente enlace.

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